Dos oraciones de San Juan Pablo II a San Francisco de Asís

San Francisco de Asís, óleo de Josep Benlliure.

DANOS TU ALEGRÍA Y TU PAZ

San Francisco, que recibiste los estigmas en La Verna,
el mundo tiene nostalgia de ti como imagen de Jesús Crucificado.

Tiene necesidad de tu corazón abierto para Dios y para el hombre,
de tus pies descalzos y heridos,
y de tus manos traspasadas y suplicantes.

Tiene nostalgia de tu voz frágil, pero fuerte con la fuerza del Evangelio.

Francisco, ayuda a los hombres de hoy a reconocer el mal del pecado
y a buscar su purificación en la penitencia.

Ayúdalos también a liberarse de las estructuras del pecado
que oprimen a la sociedad actual

Reaviva en la conciencia de los gobernantes
la urgencia de la paz en las naciones y entre los pueblos.

Inspira a los jóvenes la lozanía de tu vida,
capaz de vencer las insidias de las múltiples culturas de muerte.

A quienes son víctimas de cualquier tipo de maldad, concédeles, Francisco,
tu alegría de saber perdonar.

A todos los crucificados por el sufrimiento, el hambre y la guerra,
ábreles de nuevo las puertas de la esperanza. Amén

Juan Pablo II, Monte Alvernia, Italia. Septiembre 17 de 1993

San Francisco de Asís, óleo de El Greco.

PLEGARIA DEL PAPA JUAN PABLO II A SAN FRANCISCO DE ASÍS

Tú, que acercaste tanto a Cristo a tu época,
ayúdanos a acercar a Cristo a la nuestra,
a nuestros tiempos difíciles y críticos.

¡Ayúdanos!

Estos tiempos esperan a Cristo con gran ansia,
por más que muchos hombres de nuestra época no se den cuenta.
Nos acercamos al año 2000 después de Cristo.
¿No serán tiempos que nos preparen a un renacimiento de Cristo,
a un nuevo Adviento?

Nosotros manifestamos cada día
en la plegaria eucarística
nuestra esperanza, dirigida a El solo,
Redentor y Salvador nuestro,
a El que es cumplimiento de la historia del hombre y del mundo.

Ayúdanos, San Francisco de Asís,
a acercar Cristo a la Iglesia y al mundo de hoy.

Tú, que has llevado en tu corazón
las vicisitudes de tus contemporáneos,
ayúdanos, con el corazón cercano al corazón del Redentor,
a abrazar las vicisitudes de los hombres de nuestra época:
los difíciles problemas sociales,
económicos, políticos,
los problemas de la cultura
y de la civilización contemporánea,
todos los sufrimientos del hombre de hoy,
sus dudas, sus negaciones, sus desbandadas,
sus tensiones, sus complejos, sus inquietudes…

Ayúdanos a traducir todo esto
a un lenguaje evangélico sencillo y provechoso.

Ayúdanos a resolver todo en clave evangélica,
para que Cristo mismo pueda ser «Camino-Verdad-Vida»
para el hombre de nuestro tiempo.

Así te lo pide a Ti,
hijo santo de la Iglesia, hijo de la tierra italiana,
el Papa Juan Pablo II, hijo de la tierra polaca.
Espera que no se lo niegues, que le ayudarás.
Has sido siempre bueno
y te has apresurado siempre a ayudar a cuantos a Ti se han dirigido.

(Basílica de San Francisco, Asís, Italia.
Domingo 5 de noviembre de 1978)

Fuentes: