Gran pesar en la familia franciscana ha motivado el fallecimiento, el día 11 de abril del presente año, del sacerdote franciscano Fr. Arturo Herrera Torres OFM, hermano muy querido dentro de la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú.
El P. Arturo Herrera Torres nació en Quequeña (Arequipa) el 14 de noviembre de 1930. Hizo su primera profesión religiosa el 05 de marzo de 1950 y se ordenó como sacerdote franciscano el 21 de diciembre 1957.
Entre sus obras destacan la fundación del Instituto Bíblico para Laicos, su participación en el descubrimiento de las Catacumbas de San Francisco, así como su labor por más de 25 años como docente y director académico de la Facultad de Teología Civil y Pontificia de Lima.
Recordamos a nuestro hermano P. Arturo en esta entrevista que concedió para el Proyecto Oralidad. Memoria viviente de la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú.
– ¿Cómo ingresó a la vida religiosa?
– Ingresé a los 16 años cumplidos, segundo de media. Me motivaron los mismos religiosos. Yo soy de un pueblecito cerca de Arequipa, Quequeña, y allí iban los padres franciscanos para predicar, para animar a chicos, Mi mamá era una de las que más me animaba, porque ella decía “no estaría mal un padrecito franciscano en la familia”.
– ¿Dónde fueron sus estudios religiosos?
– En primer lugar en el Colegio Seráfico de Arequipa, ese fue el primer centro de estudios para los estudiantes. Una vez que uno terminaba secundaria, lo mandaban al noviciado.
– ¿Recuerda algunos nombres de compañeros que estudiaron con Ud. en esa época?
– Sí, el padre Pacheco, el padre Gordillo (que ya no está) y otros más que se fueron y han desaparecido de la historia franciscana. El director del colegio era el padre Rodríguez.
– ¿Qué cursos le gustaban a Ud.?
– No sé. Era hábil para todos los cursos, porque era secundaria. De allí pasé al Noviciado.
– ¿Quién era el maestro?
– Un padre famoso, músico, el P. Pacífico Chirinos, muy destacado, muy buena gente.
– ¿Cómo era la vida de los novicios?
– Consistía en aprender los fundamentos espirituales y básicos para la vida franciscana y de fraternidad, de comunidad, Nos levantábamos temprano, nosotros hacíamos el aseo y la limpieza del convento. Luego cantábamos, orábamos, estudiábamos, así transcurría la vida diaria.
– ¿Y luego a dónde pasó?
– Hice la filosofía en Cusco, donde fui primera vez el primer de mayo de 1946. Mis maestros fueron el padre Alberto Bustamante, era muy intelectual. Y el padre Ganchegui, era uno de los testimonios más largos de la convivencia entre españoles y peruanos. Era un viejito que nos confesaba, nos ayudaba, nos animaba a ser buena gente. Mis maestros fueron el padre Chirinos, luego el padre Málaga, que luego fue rector del Colegio San Francisco en Arequipa; el padre Rivera Bustamante.
– ¿Era muy diferente la rutina de los estudiantes respecto a lo que hoy viven? ¿En qué ha cambiado?
– Un montón de cosas. En primer lugar en el Perú y en el mundo los medios de comunicación, las tecnologías, estos teléfonos… la vida es más rápida. En cambio en nuestra época la vida era más contemplativa, más larga; sin apuros. Más en comunidad. Cantar, rezar, almorzar, todas esas actividades más contemplativas, sin apuro. Ahora se apura mucho a la gente.
– ¿Hubo momentos de crisis existencial o de vocación?
– Bueno, estuve en el Cusco para la Filosofía y la Teología. Allí tuve un momento de crisis, y juré a Santa Rosa de Lima que si no era franciscano podía ser dominico. Porque estaba mentalizado en ser sacerdote, para llevar la fe a la gente. Por lo demás, el estudiantado del Cusco era muy feliz, jugábamos futbol, por ejemplo en esa época llegaba Lolo Fernández, que cuando jugaba en Cusco primero iba al convento y nos llevaba a jugar con nosotros. Nosotros nos alistábamos y jugábamos.
– ¡Qué bonito gesto del gran futbolista peruano Lolo Fernández! Buen equipo también el de los padres.
– Había buenas personas. Por ejemplo, César Ríos, que metía goles de media vuelta a gusto. El padre Zegarra, el padre Francisco, etc., etc…
– Cuando Ud. realizó su ordenación sacerdotal ¿a dónde lo destinan a trabajar?
– A La Recoleta del Cusco. Celebré mi primera misa en mi pueblo, después de haber regresado de Chile. En realidad mi primera misa fue en Chile, país donde estudié la teología en el Convento de Las Vegas, de la Recoleta del Mercado, al otro lado del río Mapocho. Celebré mi primera misa en Chile y luego llegó el día de mi primera misa en mi tierra, Quesqueña. El padre Pacífico Zegarra predicó. Después fui maestro de mis propios compañeros. Me mandaron a Europa a estudiar Bíblica, luego fui a Europa, a Alemania primero y aprendí el alemán suficiente para la lectura, para tomar contacto. Y después fui a Francia, a Lyon, aprendí francés. Después me fui a Tierra Santa. Me enfermé un poco porque el clima de Europa es muy fuerte. Para nosotros es muy fuerte. Los cambios de estación son muy marcados, es muy bonito, y ellos tienen su programa hecho, qué día se ponen hábito de invierno. Siempre andábamos con hábito.
– ¿Cuánto tiempo estuvo allá?
– Cuatro años.
-¿Qué le dio Europa para su formación?
– A mí personalmente me dio el sentido del trabajo intelectual, el sentido de la responsabilidad científica. Yo comencé a escribir tesis y tesinas, a investigar. Ellos nos enseñaban a investigar y uno tenía que hacer su plan de trabajo.
– ¿Sobre qué temas investiga?
– San Pablo. Hice una tesina muy bonita sobre la Carta a los Efesios de San Pablo. Eso me sirvió mucho porque habla de una nueva creación. El hombre ha sido creado por Dios y ha sido recreado por Cristo, es un tema fabuloso.
– ¿Cree que ahora se está descuidando la investigación?
– Entre los jóvenes sí, aunque hay también quienes sí se preocupan en investigar. Sobre todo ahora, la gente está despertando, por ejemplo, ya no quieren políticos sucios, quieren pureza en la política, la ética.
– A su regreso al Perú, ¿qué cargos desempeñó?
– Fui maestro de estudiantes aquí en San Francisco de Lima. Fui el primero que llevó a los estudiantes franciscanos a la Facultad de Teología Civil y Pontificia de Lima. En el seminario había los seminaristas y los científicos, y estaba más vinculado a los científicos. Trabajé durante 25 años como profesor de Sagrada Escritura griego, hebrero. MI ejemplo ha sido de renovar los estudiantes y los métodos. Primera impactaba de modelo y también como persona seria y responsable.
– ¿Qué otros cargos administrativos?
– Director de estudios, todo lo relacionado al currículo. Fui 25 años profesor de la Facultad de Teología. Fui secretario académico, también le llaman “decano”. Trabajé mucho para informar al público de cómo tiene que ponerse al día con su espiritualidad bíblica, para rezar, para pensar y meditar. La gente empezaba a rezar salmos en las iglesias, se compraban un breviario y aprendía a rezar. Yo fui maestro muchos años para los primeros diáconos casados. Monseñor Landázuri me apoyó.
– ¿Alguna anécdota con el Cardenal Landázuri?
– Lo común: imitábamos su manera de hablar y su manera de ser… Era una persona esencialmente franciscana, era serio, era humilde, inteligente y su porte se imponía, alto y bien plantado, una persona digna de tomar cualquier responsabilidad. Hizo una gran labor.
– ¿Qué otras obras gestionó Ud.?
– Salí de la Facultad de Teología y fundé el Instituto Bíblico para Laicos… Busqué casas por todas partes. No encontré pero sí junto a los padres capuchinos en Surco allí encontré una casa, me emocionó mucho. Todo el primer piso un salón, el segundo piso era para que duerman las personas que trabajaban allí. Trabajé allí como 30 años. Sigue funcionando.
– Hay otro aporte importante. Es descubrimiento de las criptas o catacumbas de San Francisco, un lugar que es un emblema no sólo cultural y arquitectónico sino también turístico. ¿Cómo fue el hallazgo?
– Yo era novicio en aquella época. El maestro de novicios era el padre Pacífico Chirinos, una persona que le gustaba renovar siempre. En la noche se le ocurrió llevarnos al tempo y allí nos hacía trabajar para buscar las entradas.
– ¿Se sabía que habían criptas? ¿Hubo noticias de ello?
– Todo el mundo sabía que había galerías subterráneas. Eso se sabía por una tradición oral. Pero no se sabía exactamente dónde. Entonces una noche nos pusimos a trabajar.
– ¿Y cómo era el trabajo? ¿Qué herramientas usaban?
– Con pico, con barretilla, con pala. Íbamos sondeando también con un palo o con el pico, y donde escuchábamos el sonido hueco, allí escarbábamos hasta el final, hasta que rompimos y llegamos a encontrar una galería. Lo primero que observamos fue un abandono total, había cenizas, hábitos, huesos por todas partes.
– ¿No huno emanaciones de antimonio, el gas que también emana en las excavaciones de las huacas?
– No nada, de eso… aquí no.
– ¿Y cómo se fue continuando la excavación? ¿Tuvieron el apoyo de algún ingeniero, arquitecto?
– El único responsable era el padre Chirinos, porque era nuestro maestro. Los de la comunidad sabían que trabajábamos, sabían que buscábamos, pero no decían nada. Indirectamente nos alentaban para seguir ese trabajo.
– ¿En qué área del templo se hicieron los trabajos?
– En todo el templo. Descubrimos toda la extensión de las bases, donde se ve que están fuertemente ancladas o pegadas. Después ya descubrimos las diferentes galerías. Hay una galería de huesos, hay otra galería de osarios. Y los osarios tienen esa virtud de desinflar, digamos así, la tensión de los temblores. Eso fue el año de 1950, 1960.
– ¿Cómo fue que los superiores recibieron la noticia?
– Se interesaron mucho, había curiosidad. Vino un padre español, el padre Alméciga, que tenía conocimientos de museos e historia. El trató de comenzar la habilitación para que se exhiba.
– ¿Ahí estaba Vicente Álvarez?
– Sí, claro, que ahora vive cerca de aquí. Era mi compañero. También participó un padre, no me acuerdo su nombre, en la época de Odría. Nuestro compañero era un padre Lavin, que ingresó a los 44 años a la orden, famoso periodista taurino. Y por eso fueron grandes amigos con Belaúnde, que lo invitaba frecuentemente a Acho para que lea los toros. Una vez fue a decirle a Belaunde algo y cuando llegó a la esquina de la plaza de San Francisco, escuchó que habían hecho una revolución y ahí es cuando le da un infarto al padre mexicano y falleció de la emoción.
– Eran momentos tensos
– Hubo un gran saqueo en Lima. La gente corría y se metía a cualquier negocio y saqueaba, llevaban refrigeradores, artefactos.
– Y durante el militarismo, ¿fue tensa la relación entre Velasco y las comunidades religiosas?
– No, ellos respetaron. Más problemas hubo en la independencia del Perú, por los masones o por lo que sea. Simón Bolívar y San Martín eran masones.
– ¿Cómo se siente ahora? ¿Cómo ve el momento actual de la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú?
– En esta crisis, las vocaciones prácticamente han desaparecido, especialmente de los niños. Después del Concilio Vaticano II, desapareció totalmente el Colegio Seráfico, ahora exigen exámenes psicológicos. Hay cantidad de profesionales que hacen una labor extraordinaria como testimonios de conversión.
– ¿Esta crisis vocacional es reversible?
– Para asegurar la vocación de cada uno de nosotros se requiere una madurez personal, una decisión. Ahora bien, si tiene una experiencia universitaria y se hace religioso es mejor. Hay una serie de casos.
– ¿Alguna anécdota con él?
– Él era también arequipeño, yo fui estudiante en Chile y me atreví a pedirle un año más de espiritualidad antes de que me ordene. El padre Richter no me dijo nada, pero pocos días después llegó a Santiago y me dijo: “Voy a ser tu padrino”. Tenía un gran corazón, llegó a ser provincial, y además es uno de los últimos cronistas de la Provincia. Él también estudio en Chile, pero se orientó a la historia. Fue compañero del padre Vizcarra, que se fue a Tierra Santa y murió allá.
– ¿Qué opina de la elección del padre Neri Menor como Obispo de Huánuco? (*)
– Recibí la noticia con mucha alegría, porque el padre Neri es un trabajador extraordinario.
– ¿Qué mensaje le da a los religiosos de la PRODAP?
– Que amemos mucho a la institución que nos educa, que nos permite vivir el Evangelio. Somos muy populares por San Francisco, y uno de los mayores devotos es el actual papa Francisco.
– A estas alturas de su vida, viendo todo en retrospectiva, ¿qué nos puede decir?
Que tengamos fe en la presencia del Señor. Que estemos seguros de que “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”. Con todo el entusiasmo con que aprenden ahora, y todas las facilidades que tienen en el contacto con el mundo y la religiosidad popular, debemos seguir adelante, porque están dados los fundamentos de nuestra espiritualidad. Por ejemplo, todos los viernes rezamos la Regla de San Francisco, el Testamento de San Francisco, eso nos enriquece, nos da la seguridad para seguir en esta vida.
– Muchas gracias, ¿podría dar su bendición para todos aquellos que lean o escuchen esta entrevista?
– La bendición de Dios todopoderoso tenga una vitalidad extraordinaria en cada uno de nosotros para seguir ejemplo de San Francisco y el ejemplo del Papa y admirar todo este contacto de la gente seglar para la vida de la Iglesia. Paz y bien.
Prensa Franciscana del Perú
NOTAS.-
- Entrevista realizada el miércoles 19 de octubre de 2016 por Fr. Abel Pacheco Sánchez con la ayuda del periodista Nivardo Córdova en la Enfermería del Convento San Francisco de Lima.
- (*) Fr. Neri Menor Vargas OFM fue nombrado Obispo de Huánuco en 2016. >Recientemente, en 2022, fue nombrado Obispo de la Diócesis de Carabayllo, en Lima.