Seguir a Cristo al estilo de San Francisco de Asís, es compartir con los más pobres y necesitados. Desde hace cuarenta años, el Comedor San Francisco de Asís -bajo el patronazgo de San Antonio de Padua- realiza una labor silenciosa. Fr. Rodolfo Ibañez Neira OFM, Guardián del Convento San Francisco de Lima, explica los alcances de este trabajo social y espiritual.
— Fr. Rodolfo, ¿cuál es la historia y esencia de este trabajo social?
— El «Comedor infantil San Antonio de Padua» -del Convento San Francisco de Lima– fue fundado hace cuarenta años por Fr. Anselmo Díaz OFM (+) y también luego continuaron la obra los demás hermanos, especialmente el P. Jorge Christopherson OFM (+), entendiendo que esta obra es una misión de la Iglesia: llevar en primer lugar la palabra de Dios y también el amor al prójimo, especialmente a los más necesitados. En este sentido nuestro padre San Francisco nos ha dejado toda esta herencia de que junto a vivir el Santo Evangelio, también nuestra opción es justamente por los más pobres. Y esta obra del Comedor está tratando de responder a nuestra axiología, nuestra espiritualidad franciscana y cristiana.
— ¿Cómo está organizado el comedor?
— Anteriormente los mismos grupos de la Basílica eran quienes colaboraban con los alimentos, también con el trabajo de cocinar y servir a los hermanos que se benefician con este comedor. Pero luego, en este tiempo de pandemia que hemos vivido, eso no ha sido posible porque hubo muchas restricciones. El convento se ha visto obligado a contratar un personal directamente para que se dediquen a la preparación y atención en el servicio de nuestros hermanos más necesitados. La funcionalidad es bastante práctica, teniendo en cuenta que esta obra social se sostiene con donaciones. Anteriormente recibíamos ayuda de algunas instituciones exranjeras, pero ahora esta social se mantiene exclusivamente con la generosidad de los benefactores del Convento San Francisco. Y lo hacen trayendo víveres y otros lo hacen económicamente. Los alimentos tenemos que prepararlos y para comprar los ingredientes como verdaduras y otros enseres se necesita el dinero.
— Hay toda una logística para el almacenamiento, la preparación, la atención y la limpieza de los utensilios…
— Sí, claro. Entonces, como se sabe, dentro de esta organización hay una infraestructura que nos presta la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles: las áreas de cocina y el ambiente para llevar adelante esta obra. En cuanto al personal son tres personas, dos de ellas están dedicadas netamene a la preparación y servicio de los alimentos, y otro de los trabajadores a limpieza y mantenimiento. Por otro lado tenemos la asesoría técnica de la contadora, que nos ayuda a llevar la adminstración de una manera técnica tal como lo exigen las leyes del Estado peruano y las normas de la Provincia.
— ¿Cómo y a cuántas personas se atienden?
— El servicio que brindamos es de lunes a sábado. El alimento que se brinda consiste en desayunos y almuerzos. En la mañana el desayuno está dirigido a 120 adultos mayores, ancianos y ancianas que están desposeídos, muchos viven en las calles o debajo de los puentes. El almuerzo está dirigido especialmente a los niños y a las madres solteras, pero también a los adultos mayores mujeres y varones, en un número de 160 personas.
— Además del pan material, ¿qué labor espiritual desarrollan?
— Recordemos que la Iglesia quiere hacer presente esa caridad integral como deseaba Jesús. En ese acontecimiento de la multiplicación de los panes, antes de compartir el alimento, Jesus predicaba la palabra de Dios con los más necesitados. Antes de cada comida, oramos con ellos. Los días 13 de cada mes tenemos una misa, y especialmente en la fiesta de San Antonio, patrón del comedor, que es 13 de junio. Además, en este propósito de dar una atención integral hemos hecho un convenio con la Facultad de Psicología de la Universidad Privada del Norte (UPN), para que los estudiantes hagan sus prácticas pre-profesionales y puedan ayudar en el tema de salud mental a los niños, madres y ancianos.
— Es decir se atienden los problemas materiales y se brinda ayuda espiritual, que les permita afrontar los efectos del desempleo, desnutrición. Además hay una labor de donación de ropa…
— Sí, también nuestros benefactores donan ropa al convento y se ha generado un espacio para poder alistar la ropa según las tallas para niños y adultos mayores. Hay un personal que trabaja esporádicamente para poder entregar una bolsa de ropa los días 13 de cada mes. Esta ayuda ha beneficiado a otras comundades más alejadas de Lima. Hemos enviado ropa a la Parroquia San Juan Bautista de Canchaque, en el norte de Piura, también a Huaraz y a los Traperos de Emaús para que ellos la distribuyam en las zonas más alejadas.
— ¿En pandemia se hizo un trabajo de ayuda social?
— Efectivamente, estamos agradedos a Adveniat; a través de la coordinación de Fr. Abel Pacheco Sánchez OFM, se presentó el proyecto a Alemania y tuvimos el apoyo para atender la emergencia por pandemia de Covid-19, mediante la distribución de útiles de aseo, alcohol, mascarrillas, lejía y víveres para los comedores de conventos franciscanos en el Perú.
— ¿Cuáles son los retos que afronta el Comedor San Antonio?
— Las necesidades son cada vez mayores, dadas las circunstancias postpandemia, también por la situación económica y política. Quisiéramos llegar a más personas, aunque a veces las limitaciones no lo permiten. Siempre confiamos en la Providencia que se manifiesta a través de los benefactores que nos ayudan.
NAVIDAD 2022
— ¿Podría comentar alguna actividad especial durante la Navidad de este año 2022?
— Como sabemos, hace más de cuarenta años el Convento presta esta ayuda social. Y para clausurar el año a nivel del comedor se hace una gran actividad entre el 22 y 23 de diciembre, en que realizamos una fiesta navideña para los niños, donde se comparte el almuerzo, regalos, una bolsa de víveres, ropa y también dulces. En este caso, este año hemos realizado la actividad el 23 de diciembre, atendiendo a los niños y sus madres. El día 29 junto al grupo «Kayros» de esta Basílica -dedicado a la formación de la doctrina cristiana a los nuevos integrantes de la hermandad- realizamos una actividad social. Esta vez hemos ido hasta la comunidad de San Antonio de Jicamarca -en San Juan de Lurigancho- donde más de 200 niños pudieron participar de un almuerzo y compartirles víveres y algunos regalos. Agradezco de manera especial a los benefactores que nos permiten auxiliar a los más necesitados.
— ¿Cómo pueden hacer las personas e instituciones para ayudar al comedor?
— La referencia es el Convento San Francisco, a través de la Secretaría en Jr. Áncash 471, en el Cercado de Lima. Allí pueden dejar sus donaciones, hay un cuaderno de registro para anotar los nombres. Si entregan donaciones en dinero se les da un recibo. También tenemos una cuenta institucional del Convento para quienes deseen transferir su ayuda económica, que sirve para solventar esta obra.
— ¿Cuál es mensaje para las personas que están sufriendo pobreza, crisis económica y desempleo?
— Recordar las palabras de San Pablo que dirige a la comunidad de los corintios: no dudar de la providencia y del amor de Dios que viene a nuestro encuentro para consolarnos y fortalecernos, para ayudarnos a llevar la cruz de cada día. Todos nosotros, de diferentes formas, cargamos la cruz de Cristo. Algunos por la falta de trabajo, otros por la falta de alimento y vestido, enfermedades o por la falta de oportunidades. Los invito a no doblegarnos, con las capacidades que Dios nos ha dado, nuestra inteligencia y voluntad, nuestras virtudes. Con la ayuda de Dios podemos avanzar.
Entrevista realizada por el periodista Lic. Nivardo Córdova Salinas, de Prensa Francisana del Perú.