Han pasado cuatro meses del fallecimiento del sacerdote franciscano Fr. Pacífico Aurelio Zegarra Peñaloza OFM, quien partió a la casa del Señor el pasado 14 de septiembre de 2021 en Arequipa, a los 96 años de edad y con más de setenta y cinco años de vida religiosa.
Su deceso causó hondo pesar en la familia franciscana, especialmente en Arequipa. Como se sabe, el P. Peñaloza nació en el 11 de julio de 1926 en el anexo de Santa María, en el Valle de Tambo, y su infancia transcurrió en el distrito de La Capilla, provincia de Sánchez Cerro en el departamento de Moquegua.
«Ingresó como postulante colegial con los franciscanos el 11 de agosto de 1939, a la edad de 13 años, en Arequipa, aunque formalmente su pertenencia a la orden comenzó en 1944. Fue ordenado sacerdote en 1951, hace 70 años», señalaron tanto los diarios El Pueblo y Correo de Arequipa, así como como el portal web Aciprensa. Asimismo, el Arzobispado de Arequipa emitió un comunicado sobre su deceso, donde detallaron aspectos de su vida.
Fue docente y párroco de la Orden Franciscana en Cuzco y Arequipa, también estudió en la Universidad de Salamanca en Madrid; profesor de Religión del Colegio San Francisco de Asís y del colegio para señoritas Del Sagrado Corazón de Jesús (Huayruras). También fue director del Colegio San Francisco de Asís en la década de los setenta y guardián del convento .
Fray Pacífico Zegarra, fue conocido y querido en Tambo, Mollendo, Arequipa, Cusco y Lima. Fue incansable sacerdote y todos los domingos oficiaba la misa matutina en el templo de San Francisco.
ENTREVISA A FR. PACÍFICO ZEGARRA PEÑALOZA OFM
A continuación, publicamos una entrevista inédita a Fr. Pacífico Zegarra Peñaloza OFM, realizada en julio de 2016 por Fr. Abel Pacheco Sánchez OFM Como parte del «Proyecto Oralidad. Memoria viviente de la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú».
– Estamos con el padre Pacífico Aurelio Zegarra Peñaloza, en este día 11 de julio de 2016, festividad de San Benito de Nursia Abad. Padre Pacífico, un saludo y una felicitación por parte de la Provincia. ¿Qué siente Ud. al cumplir sus 90 años y recordando otras celebraciones durante su vida?
– Al haber llegado a los 90 años, pienso principalmente en agradecer a Dios por este regalo de la vida, de la salud y haber llegado a esta edad.
– Sí, porque está muy sano, robusto. Ha celebrado la misa de ocho y media, la he escuchado. Felicitaciones. ¿Qué impresiones más tiene?
– Fíjate, yo no pensaba que el padre provincial estuviera aquí. Por supuesto que no ha venido expresamente por mi cumpleaños, sino la circunstancia ha hecho que él estuviera acá, que presidiera la celebración de la santa misa, juntamente con mis hermanos de la fraternidad: el padre guardián, padre Moisés, padre Abel. Me siento yo, digamos, muy contento, feliz, y sobre todo de vivir ese espíritu de fraternidad. Nunca esperé una manifestación de cariño, de afecto, con bastantes hermanas, hermanos, que pertenecen a esa institución.
– Pero, lo que se siembra se cosecha, padre Aurelio. Usted ha sembrado tanto con ellos, ha trabajado, lógicamente algo tiene que recibir. Felicitaciones, nuevamente.
– Sí, no sé… es algo que me gusta; sobre todo ver que cada primer lunes, vienen, van, vienen, vienen; sobre todo lo que más me llena es la participación en la misa y el ofrecimiento de la sagrada comunión. Muy pocos se quedan sin comulgar, porque todos se acercan a recibir la eucaristía, ofreciéndola por las almitas de sus parientes, sus familiares, amigos, compañeros de trabajo o vecinos.
– Es una alegría. Yo también he participado en la primera misa en la mañanita, como ahora a las ocho y media. Sigamos así. También participó en el culto de la Santísima Virgen, Nuestra Señora de las Angustias. ¿Hay algo especial sobre esto?
– Bueno, no tanto de haber participado, pero sí haber visto desde el primer momento la iniciativa del señor arzobispo, José Leonardo Rodríguez Ballón, que quiso que sea una Semana Santa muy parecida a la semana santa de la madre patria, España. Vi desde el primer momento en que comenzó a hacerse esta imagen por encargo del padre Tarsicio Padilla, y el trabajo de Darral Quinto (inaudible) y el maestro Gonzales, que después hizo el retablito de la Inmaculada, y el maestro Luis Salinas Fosa en el dorado.
– Efectivamente, es un culto que perdura, precisamente la parroquia se llama Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias, que ya se entregó a la Arquidiócesis, al Arzobispado. De otro lado, recuerdo que en 1955 yo estuve aquí de estudiante con el padre Ríos, el padre Lazo, el padre Ilpa, el padre Guillermo Mendoza, también creo que estaba (el padre) Zárate. Estuvimos aquí, recuerdo un día como hoy, celebramos muy bonito, usted nos trajo fruta, muy alegres. Y en el estudiantado también así… ¿Recuerda alguna anécdota de estas ocasiones?
– Bueno, sí… Yo no fui formado para ser formador, pero las circunstancias se presentaron Y por obediencia acepté este cargo de formador de los jóvenes que estaban en el último año de estudio. Y bueno, creo que pasamos un año muy bonito, de mucho entendimiento, comprensión, de unión. Vi a varios de estos logrados, algunos ya los tiene el Señor a su lado. Y sobre todo recuerdo mucho de la primera misa de Abel, que la celebró en Pitay. Una de las anécdotas (inaudible), donde el valle y la producción de la fruta, yo predicando, un poquito agachado, porque tenía miedo que chocara mi cabeza en el techo del templo. Fue una experiencia muy bonita; sobre todo recordaba que mi primera misa la celebré donde pasé toda mi infancia. Después de muchos años salía un sacerdote del pueblo, como también seguramente Abel fue uno de los pocos sacerdotes que salieron de ese bonito pueblo de Sihuas, de Santa Isabel de Siguas; sobre todo la concurrencia, la manifestación cariñosa, llena de afecto de todos los vecinos de todo el pueblo.
– Efectivamente, muy interesante. Puquina siempre ha sido un lugar de referencia para el padre Aurelio y también para mí evidentemente Siguas, cuando fue la primera misa, y después de 40 años ha habido otra primera misa de otro padrecito Pedro Arotaipe, que todavía está aquí en la parroquia de Cayma, o al menos es cercano. Hay otro padre, Gerardo Oviedo, que está de misionero en Filipinas, es comboniano. Y ojalá que también de allá, de Puquina, de esa zona, salgan otros sacerdotes allá en la diócesis de Moquegua. Felicitaciones, pues, padre Pacífico, en este día. Si tiene algo más que agregar en lo relativo a su cumpleaños y estas celebraciones…
– Gracias a Dios siempre he tenido la suerte, la dicha, la felicidad, de pasar mis cumpleaños junto a mis hermanos, con la fraternidad. Como también de recibir el afecto, el cariño de personas a quienes serví, con quienes compartí muchos momentos de mi vida sacerdotal.
AÑOS DE VOCACIÓN Y FORMACIÓN
– Continuando con su intervención, dentro de este proyecto de Oralidad Franciscana, ahora continuamos con la etapa de formación en el Seminario Mayor Franciscano, llamado en nuestro tiempo Coristado, tanto en San Francisco como en Recoleta de Cusco. Padre Aurelio, ¿cómo fue ese período tan hermoso?
– Bueno, en 1944 comencé mis estudios superiores, primeramente en la Facultad de Filosofía en el Convento San Francisco. Tuvimos como primer maestro al padre Isaías Figueroa, un sacerdote muy especial, muy estudioso, especialmente en cuestiones de lectura, teología e idiomas, pues manejaba muy bien el latín, el griego, el quechua y el aymara. Tuve como profesores al padre Luis Danz en filosofía, padre Méndez, padre Alberto Bustamante, y así varios sacerdotes que nos enseñaban los cursos propios de la facultad de Filosofía. Fue un tiempo muy especial, teníamos que estudiar a fondo, como una base para después iniciar los estudios teológicos que comencé en el Convento de La Recolecta, teniendo como maestro al padre José Machuca, que había estudiado en Canadá, un maestro muy especial, muy dedicado, muy capaz…
– Era sobrino de un padre Francisco Vargas Machuca, parece ¿no?
– Primo…
– Primo… interesante. Muy dinámico sacerdote.
– Tuvimos como profesores al padre Pedro Manchegui, padre Julio Giraldo, padre Alberto Bustamante, y el padre Machuca, que eran nuestros profesores en Sagrada Teología. De los que recuerdo mucho es al padre Alberto Bustamante, que nos daba Moral, Sagrada Escritura, incluso cuando no podía por motivos de salud íbamos nosotros a su habitación a recibir las clases de este padre. Así también tuve como maestro después al padre Pablo Vizcarra, y finalmente terminé mis estudió con uno que fue mi compañero en el Colegio Seráfico, aunque él estaba en los últimos años y yo recién comenzaba: el padre Federico Richter Fernández Prada, él dominaba los cursos de Historia de la Iglesia, Historia de la Orden. Además, como práctica docente, me tocó estar en el Reformatorio del Cusco…
– El Centro de Rehabilitación Juvenil, de muchachos que tenían problemas… interesante… También tenían catequesis… ¿Las vacaciones donde las pasaban?
– La vacaciones las pasábamos en la casita que tiene la provincia en el valle Sagrado, en el conventito de Urquillos, Santa María de los Ángeles; como también alguna vez la pasamos en Quispicanchis, donde una terciaria franciscana nos facilitó todas las comodidades para pasar unas vacaciones…
– Ahora se llama Tipón la zona… Algunas veces salían hasta la selva…
– Bueno, tuvimos una ida a Pilcopata, el año 1946 creo, con el padre provincial Fr. Fernando Arguedas, como una primera experiencia, porque años después se concretó la misión allí…
– ¿Qué nos puede decir de su tierra, Cayma, el valle de Tambo, y también La Capilla, donde se ha desarrollado?
– Bueno, diríamos que nací en el valle de Tambo, valle arriba, Santa María. Toda mi infancia la pasé en La Capilla, una tierra eminentemente franciscana. Porque solamente conocí al párroco de Puquina que bajaba a las fiestas y a los franciscanos que bajaban para hacer la cuaresma y la visita a la Orden Franciscana Seglar. He tenido dos parientes religiosos: Fr. Alfonso Lazo y Fr. Pacífico Lazo. Y en cierta forma eso me inclinó mucho, mucho, y en mi familia varios de los miembros pertenecían a la Orden Franciscana Seglar, y tal es así que algunos familiares los atendían, les daban el alojamiento a los religiosos franciscanos que iban.
– Efectivamente, últimamente ha habido un padrecito Gilberto Salas, procedente de Ilo, pero vinculado con la familia…
– Sí, Gilberto fue, nada menos, hijo de un sobrino mío: Alejandrino Salas Morales. Gilberto estaba tan unido a los franciscanos que ayudaba, compartía como padre en la Parroquia Cristo Rey de Ilo. Bueno, a él ya el Señor se lo ha llevado, después de una labor muy fructífera, de mucho aliento.
– Fue vicario arzobispal en la Arquidiócesis de Huancayo…
– Sí, efectivamente, yo creo llegó a penetrar mucho, mucho, en todos los cargos que la obediencia le confió como párroco, como formador, y antes fue vicario para la pastoral en la Diócesis de la ciudad incontrastable de Huancayo. Muy querido y apreciado por el señor arzobispo, monseñor Barreto, a quien también tuve la oportunidad de darle algo cuando era profesor del Seminario del Cusco, participaba en mis clases de Pastoral y de Liturgia.
– ¿Y cómo nació su vocación para llegar al sacerdocio y esta vida religiosa?
– Como vuelvo a repetir, mi pueblo es franciscano, cristiano. Y como iban los padres franciscanos, y sobre todo tener esos dos parientes Fr. Alfonso y Fr. Pacífico, tenía ese afecto, esa inclinación. El año 1939, un 11 de agosto, pues tocaba las puertas del Convento San Francisco para ingresar a la familia franciscana. Tuve la suerte que estaba de rector el padre Enrique Rodríguez. Él fue mi mentor en mis primeros años de postulantado, aspirantado. Allí recibí los conocimientos básicos sobre la vida franciscana…
– Eso es en el Colegio Seráfico, ¿no? El Seminario Menor…
– Sí.
– Cinco años estudiando secundaria. ¿Puede recordar alguna anécdota sobre esa experiencia en esos años?
– Anécdota, casi no. Pero mi experiencia fue profundizar, adentrarme más, conocer la vida de Francisco, ver a religiosos muy respetables, muy venerables, como el padre Benavente, el padre Llanitos, el padre Manuel Jesús del Carpio, el padre Gómez, todos ellos que para mí eran… sobre todo el padre Jorge Bustamante, que para mí fue mi modelo de fraile religioso y franciscano.
– Fue una vida estudiantil juvenil, hasta llegar al Noviciado en Lima, después de haber estudiado en el Convento San Francisco en Arequipa. De allí se pasó al Noviciado y fue un año también. Fue toda una experiencia en ese tiempo.
– Mi noviciado fue en 1943. Comenzamos el noviciado el 10 de marzo. Tuvimos como maestro al padre Bisbalito, el padre Alejandro Bisbal, un religioso muy piadoso, muy estudioso. Luego hubo capítulo provincial, fue elegido el padre Pacífico Chirinos; buen músico, pero por poco tiempo porque se enfermó. También tuvimos al padre Francisco Palomino. Diríamos tres maestros durante mi año de noviciado, quienes nos introducían en el estudio de la espiritualidad franciscana, las reglas, todo lo básico en la vida franciscana.
– ¿Y esas fiestas que celebraban en Lima en ese tiempo? Bueno, ya estamos en el año 43 o 44, había fiestas tradicionales, como La Inmaculada, no sé qué otras…
– Sí. Los novicios participábamos especialmente en el canto, en las diferentes festividades de la Inmaculada Concepción, de Cristo Rey, del Carmen, de nuestro padre San Francisco. En todas esas fiestas siempre teníamos buen coro y teníamos buen organista, el hermano Castillo y el hermano Neptalí Manrique…
– Tenían en ese tiempo las procesiones de La Inmaculada y también se inició en ese tiempo la Hermandad de San Judas Tadeo, el apostolado…
– Sí, hacía muy poco tiempo que se había fundado el Apostolado Franciscano de San Judas Tadeo, que estaba al frente… Recuerdo mucho al padre Orestes Alegre Vásquez y luego siguió el padre Garmendia por muchos años. También la Cofradía del Carmen, el Círculo de la Inmaculada Concepción. Había una santa competencia para las celebraciones del culto de la atención a la institución.
– También había la Tercera Orden Franciscana…
– La Tercera Orden Franciscana de señoras, porque la Orden Franciscana Seglar de varones estaba en lo que era la huerta del convento, y ahora por ahí pasa la avenida Abancay.
– Celebraban los varones y en otro momento las damas. Las damas tenían un local en el mismo templo, y los varones en la Casa de retiros.
– Participábamos en las reuniones de la rama femenina, sobre todo como vuelvo a repetir teníamos buen coro. Entonces los padres asesores siempre solicitaban al padre maestro para que participáramos.
– Fueron tiempos gloriosos realmente esos tiempos de noviciado, que también posteriormente lo hemos vivido con devociones, procesiones, la liturgia, los Vía Crucis, los trabajos que se tenían allí.
– En todas las celebraciones estaban los novicios… Teníamos el Vía Crucis los viernes, teníamos la Cuaresma, las fiestas, allí estaban los novicios con su maestro.
– Volviendo a su tierra… en Puquina, en Omate, y allá en La Capilla ha habido festividades especiales que se realizaban y todavía se realizan, como el Señor de la Caridad y de Estaquilla…
– Sí, La Capilla es un lugar muy especial. Allí el patrón jurado es el Señor de la Caridad, pero el patrón de la viceparroquia es nuestro padre San Francisco. Yo no me he desligado de mi pueblo, todos los años iba a la fiesta, tal es así que mis parientes siempre me buscan para realizar matrimonios, bautizos, el aniversario de sus distritos. O sea que yo doy gracias a Dios que no me he desligado, no me he apartado de La Capilla, franciscano ciento por ciento.
– ¡Gloria el Señor! Hemos de amar nuestra tierra como Cristo mismo amó Jerusalén e incluso lloró cuando iba a haber una destrucción. Así siempre hemos de amar a nuestra tierra, es el patriotismo auténtico y hacer algo por eso, también velar por el aspecto espiritual. ¿Algún otro mensaje sobre este hecho de nuestra procedencia, de los lugares de donde hemos venido?
– Yo pienso que uno nunca debe olvidar; por el contrario, debe siempre estar ligado al terruño donde uno ha nacido o donde uno ha crecido y ha pasado sus mejores años.
– Nos alegramos mucho de esto, de su procedencia de esta tierra de Arequipa, vinculado con Moquegua, y la participación en su tierra que siempre la ha tenido presente…. Felicitaciones, ha sido la participación del padre Aurelio Pacífico Zegarra Peñaloza, sacerdote que cumple 90 años en este día 11 de julio.
– Y sesenta y cinco años de sacerdote, desde 1944 ya profeso… de haber hecho mi noviciado, haber pronunciado mis votos de religioso.
– ¡Más de setenta años de religioso! Alabemos al Señor.
Nota.- Entrevista realizada por Fr. Abel Pacheco Sánchez OFM el 11 de julio de 2016 / Proyecto «Oralidad franciscana» / Prensa Franciscana del Perú